En enero de 2019, Ute Laatz, redactora para medios de decoración de renombre y autora de libros de decoración, iba en coche camino al trabajo en Düsseldorf. En un momento, le llama la atención una oferta inmobiliaria de un escaparate de un banco y decide detenerse. La casa mostrada, un edificio de ladrillo construido en 1927 con los rasgos claros y simples de una arquitectura de nueva objetividad, la fascina tanto que llama a su esposo desde el coche para contarle del hallazgo.

Poco después, la visita: aunque la propiedad necesita muchas reformas y la distribución en tres viviendas da una impresión de estrechez, Ute Laatz y su esposo están entusiasmados y se centran más en lo que se podría hacer con la casa. Aún hoy, Ute Laatz sigue pensando que hizo falta una buena dosis de ingenuidad para aceptar el proyecto, pero está convencida de que la casa la encontró a ella y no al revés.

La vivienda para tres familias ya reformada parece hoy, con sus toldos para ventana, un anhelado enclave del sur.

Tras la firma del contrato de compraventa en junio de 2019, todo debía hacerse con rapidez, ya que la mudanza tenía que realizarse en las Navidades de ese mismo año. Ute Laatz ya había notado durante las visitas que la casa se reformó por última vez, y de forma rudimentaria, en los años 70.

Sin embargo, enseguida se hace evidente que, aparte del plano, casi nada puede quedarse como está. Cables de dos hilos en la pared, falta de aislamiento en el ático, ningún suelo debajo del viejo PVC: en solo cuatro meses, la familia Laatz y un equipo especializado de técnicos, electricistas e instaladores reformaron la casa desde cero. También se rediseñó completamente la distribución del espacio, de modo que Ute Laatz y su esposo pudieran vivir juntos en la planta baja y los niños pudieran crear su propio reino en el ático.

En diciembre de 2019, los trabajos ya estaban prácticamente terminados y la familia Laatz se mudó a la casa que se encuentra en una calle con muchos árboles y un hermoso carácter de avenida. A solo una mirada desde la ventana de la cocina se encuentra un antiguo cuartel belga, en la actualidad protegido y que ha influido en el estilo arquitectónico de las casas construidas posteriormente alrededor: muy claro, funcional y sobrio.

Con una orientación suroeste óptima y sin lado norte, el sol entra casi todo el día por las nuevas ventanas de madera, que están equipadas con una barra central y bordes de hormigón típicos de las construcciones de la época. Antes de mudarse, se pintaron en un tono de arenisca, casi dorado, que armoniza visualmente con el cuartel belga de enfrente, en cuya fachada también se ha utilizado arenisca real.

A menudo, las personas se detienen frente a la casa y observan la fachada detenidamente, lo que según la propietaria se debe, en parte, a la elección especial de los toldos y la simbiosis con la arquitectura.

Sin embargo, la funcionalidad también muestra su efecto: incluso cuando los toldos se bajan completamente bajo el sol resplandeciente, entra suficiente luz en las habitaciones, por lo que Ute Laatz rara vez necesita fuentes de luz artificial en su vida diaria.

Al mismo tiempo, en el interior, especialmente en los meses cálidos, es notablemente más fresca, ya que los toldos protegen eficazmente las ventanas de los cálidos rayos.

Era muy importante que, al actualizar el sistema de protección solar, fuera especialmente flexible y fácil de manejar y operar de manera inteligente. Para la automatización, la familia Laatz aceptó realizar pequeñas modificaciones para el tendido de cables.

Equipados con el sistema de radiocontrol WMS de WAREMA, su ampliación WMS WebControl pro, así como el emisor manual plus y la estación meteorológica plus, los residentes disfrutan de total flexibilidad en el manejo y la configuración de los productos.

Especialmente en las habitaciones propensas al calor, como la cocina y el baño, para los residentes es muy cómodo que los toldos se desplieguen completamente por sí mismos cuando la radiación solar es intensa, incluso si no hay nadie en casa.

Con los toldos para ventanas, Ute Laatz completa a la perfección la estética de su hogar, caracterizado por muebles de madera de alta calidad, suelos de sisal naranja, tonos naturales arena y verde, así como diversos objetos decorativos de segunda mano y plantas tropicales.

Ahora le encanta pasar el tiempo cocinando con su marido frente a la gran ventana de la cocina danesa, bien protegida, relajándose en el cuarto de baño con una sauna acristalada, donde las plantas exóticas, en combinación con el toldo, realzan el aspecto mediterráneo; o bien lo hace en su acogedor y luminoso despacho, escribiendo bonitas historias sobre su propia casa de ensueño o la de otros.